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sábado, 4 de octubre de 2008

HEXACORDE La banda madrileña Hexacorde se crea en Madrid, en el año 2000, reuniendo a músicos con varios años de experiencia en diversas agrupaciones y proyectos íntimamente relacionados con el folk y con la música tradicional. El motivo de la creación de este grupo viene dado por el interés de sus integrantes en buscar una nueva sonoridad y con arreglos innovadores sobre los que recrear y dar a conocer el inmenso repertorio tradicional de la música de Castilla León. Sin embargo, y pese a que algunos músicos de Hexacorde provienen de agrupaciones de música netamente tradicional, el planteamiento era buscar un sonido nuevo con arreglos los suficientemente atrevidos como para que marcasen una clara intención renovadora pero conservando al mismo tiempo los elementos musicales que caracterizan a la música tradicional castellana. De esta manera, tras unos primeros años de elaboración de un repertorio de recuperación de temas tradicionales y de arreglo de los mismos, Hexacorde comienza a componer temas propios aplicando estructuras, ritmos o motivos musicales de la tradición musical castellana sobre melodías y armonías totalmente nuevas y de autor. Los temas resultantes conservan los elementos musicales que caracterizan a la música castellana, conformando al mismo tiempo un nuevo repertorio a base de entradillas, brincaos, jotas, ajechaos, polkas, pasodobles, fox-trot, pasacalles, titos, bailes de rueda, etc. Prueba de ello es que en diversas actuaciones del grupo les acompañan una o varias parejas de baile tradicional castellano que sin preparación previa son capaces de ejecutar los bailes completos de cada palo sobre estos nuevos temas. Además de todo ello, los miembros de grupo están especializados en el acompañamiento con música tradicional de diversas celebraciones sociales, tales como ceremonias religiosas, dianas, pasacalles, romerías, paso de autoridades, etc.
HEXACORDE CON VANESA MUELA Vanesa Muela y Hexacorde son complementarios. En conjunto aportan mucho más que la suma de sus propuestas por separado. El extenso -a pesar de su juventud- currículum de la vallisoletana, su incesante trabajo de investigación folklórica y su prolongada trayectoria sobre los escenarios de música tradicional, constituyen el bálsamo idóneo para endulzar el recio estilo de Hexacorde. Los integrantes de la banda madrileña provienen en su mayoría del mundo tradicional, de la dulzaina castellana tradicional para ser más exactos, por lo que el germen de su proyecto fue precisamente este instrumento; de aquí que en un principio la música vocal no entrara entre sus prioridades. Sin embargo, ya desde las primeras actuaciones en 2002 la inquietud por la voz en su música comenzó a minar su espíritu de dulzaineros: no en vano la inmensa mayoría de la música que nuestros padres y abuelos empleaban en sus quehaceres diarios era vocal (otra cosa era la música para el baile), no instrumental.Si ya desde entonces Hexacorde se planteó incluir la voz entre su variado abanico instrumental, ¿por qué no lo hicieron?. Realmente porque ninguno de sus miembros se consideró con suficiente técnica y arte vocal. A pesar de que haya quien pueda pensar que fueron demasiado exigentes, lo cierto es que ello permitió el feliz encuentro con Vanesa. Ya habían coincidido, lógicamente, en diversos escenarios españoles, pero la pucelana continuaba con sus actuaciones en solitario y compartía en aquel momento la faceta colectiva de su música con la banda palentina Almacántaro.Tras el fin de la relación entre los palentinos y Vanesa Muela, ésta contactó con sus colegas madrileños para arrancar un proyecto que ilusionó tanto a una como a otros. El trabajo fue y está siendo duro, ya que coincidió con cambios en la formación de Hexacorde (incorporación de un nuevo bajista, el gallego Víctor Rionegro, proveniente del mundo del jazz), pero ya comienza a dar sus frutos. El bautizo de fuego tuvo lugar el 11 de febrero de 2006 en Las Rozas (Madrid), dentro del Festival Folkinvierno, donde compartieron cartel con músicos de la talla de Benito Cabrera, Carlos Núñez o Javier Paxariño. La acogida del público fue extraordinaria, aunque se quedaron con ganas de “más Vanesa”. Poco a poco la presencia de su voz potente va ganando espacio dentro del repertorio “hexacordiano”; decimos poco a poco porque los madrileños se mantienen fieles a su forma de trabajo minuciosa en los ritmos y detallista en la instrumentación, lo cual precisa de tiempo y maduración para el acoplamiento de la voz. Prueba de ello han sido las recientes actuaciones en Onil (Alicante) el 3 de junio, en San Sebastián de los Reyes (Madrid) el 18 del mismo mes, Yecla (21 de julio), Helguera (22 de julio) o las más recientes en el Parapanda Folk de la localidad granadina de Íllora (30 de julio), como en el Festival Intercéltico de Sendim (Portugal, 4 de agosto de 2006) y que han seguido sucediendose en los años siguientes.El público espera mucho de la unión de las melodías originales de los madrileños, las tonadas rescatadas del olvido o incluso recogidas directamente por Vanesa de sus genuinos herederos, los ritmos tal cual los bailaron nuestros mayores o con guiños a los de otras culturas... todo ello como prueba de que la tradición debe ser algo vivo y en movimiento: el mundo rural en Castilla y León cambió drásticamente (para bien o para mal, según la faceta social que se contemple) hace tres o cuatro décadas, y lo hizo irreversiblemente, pero su música puede y debe continuar en manos de los que aún la escucharon en sus escenarios originales: los pueblos.

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